- Ansiedad, aislamiento social o depresión son algunas de las consecuencias en los casos no diagnosticados ni tratados
- Los efectos negativos de las barreras comunicativas están presentes en un alto porcentaje de niños, jóvenes y adultos con pérdida auditiva
- El implante coclear puede frenar el deterioro cognitivo
Uno de los principales impactos de la pérdida auditiva es la dificultad para comunicarse con los demás, lo que puede derivar en, ansiedad, aislamiento social o depresión. En concreto, algunos estudios indican que cada 10 decibelios (dB) de pérdida auditiva, el riesgo de aislamiento social, especialmente en las personas mayores, aumenta en un 52%.
“Entendido el sonido desde el punto de vista biológico, la hipoacusia te aísla de la vida. Además de este sentido biológico, está el sentido social del sonido, relacionado con la música o el lenguaje. La hipoacusia aísla a quien la padece de la parte más social del ser humano. El aislamiento lleva al “ensimismamiento” donde predomina el “yo” frente al “nosotros” y de ahí a la depresión hay muy poco”, explica el doctor Luis Ángel Vallejo Valdezate, jefe del Servicio de Otorrinolaringología (ORL) del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid.
Los efectos negativos de las barreras comunicativas están presentes en un alto porcentaje de las personas con hipoacusia. En el niño puede tener un impacto significativo en la vida cotidiana, en el desarrollo y en la educación. En la edad adulta afecta a la igualdad de oportunidades y genera sentimientos de soledad, impotencia y frustración pudiendo derivar en aislamiento social, ansiedad o depresión.
Más edad, mayor aislamiento
Con un tercio de las personas mayores de 65 años afectadas, la pérdida de audición es la tercera afección de salud crónica más frecuente en adultos mayores. Un colectivo que sufre en mayor medida las consecuencias psicosociales de la pérdida de audición.
“Los órganos de los sentidos conectan al individuo con el entorno y gran parte de ellos sufre una involución natural con la edad. Si al daño sensorial asociado a la edad aparece añadido un hándicap patológico, como puede ser la hipoacusia, la desconexión con el entorno se multiplica”, afirma el doctor Luis Ángel Vallejo Valdezate. Además, la pérdida auditiva no tratada se relaciona con un mayor riesgo de declive cognitivo y demencia.
Prevenir consecuencias afectivas y sociales
Las personas con pérdida auditiva que logran identificar el problema tempranamente son las más beneficiadas. La detección temprana puede ayudar en la elección de un tratamiento apropiado. Según el doctor Ángel Vallejo Valdezate, “la realización de programas de cribado auditivo en población general, no solo entre las personas expuestas a ruido intenso laboral o socialmente, detectaría pacientes con pequeñas caídas en frecuencias agudas aún clínicamente asintomáticas, pero con riesgo de patología auditiva futura que, de otro modo, solo se detectarían una vez que la hipoacusia fuese manifiesta”. Con un diagnóstico y tratamiento adecuados “las ayudas auditivas suponen la reinserción del paciente sonoro al mundo del sonido y, consiguientemente, sacarlo del ostracismo al que la hipoacusia le había condenado”, añade.
Los síntomas ante los que es recomendable acudir al especialista son alteraciones en la discriminación sonora, sobre todo en ambientes ruidosos o en conversaciones cruzadas; y presencia de acúfeno crónico, comúnmente descrito como un timbre o silbido en los oídos.
El implante coclear puede frenar el deterioro cognitivo
El implante coclear precoz para tratar la sordera profunda frena el deterioro cognitivo en mayores. Así lo asegura la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC), que recuerda que cada vez existen más pruebas de la relación entre demencia y sordera. Combatir la segunda puede impedir el avance de la primera.
Esta relación ha llevado a analizar el impacto del implante coclear como tratamiento precoz. “Se ha estudiado la efectividad que pueden tener los implantes cocleares para frenar el deterioro cognitivo”, apunta Luis Lassaletta, presidente de la Comisión de Otología de la SEORL-CCC.
En ese sentido, un estudio reciente concluye que el implante coclear no solo mejora el desempeño auditivo de los mayores. Asimismo, las personas afectadas de sordera profunda obtienen beneficios en su inserción social y su calidad de vida. De esta forma, el implante coclear:
- Aumenta el sentido de seguridad.
- Cambia la perspectiva vital.
- Ayuda a recuperar la autoconfianza y la autoestima.
- Permite comunicar e interactuar.
- Facilita el rescate de nuevos proyectos.
- Permite disfrutar de la música.
- Lleva a las personas a hacer planes de futuro.
Sobre la pérdida auditiva
Más del 5% de la población mundial, 466 millones de personas, viven con discapacidad auditiva (432 millones de adultos y 34 millones de niños). Entre los tratamientos que recomienda la Organización Mundial de la Salud para mejorar la comunicación cuando existe pérdida auditiva, están los implantes auditivos. En España cinco de cada mil recién nacidos presentan algún grado de pérdida auditiva y uno de cada cinco de estos bebés tendrá una sordera profunda que le impedirá un desarrollo normal. Por eso, es fundamental buscar soluciones adaptadas lo más pronto posible ya que durante los primeros seis años de vida, el cerebro desarrolla la capacidad de comunicación verbal gracias a la información auditiva que recibe a través del oído.
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