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¿Cómo escucha un niño con implante coclear?

En la actualidad, 34 millones de niños padecen hipoacusia. Esta condición, al no ser tratada, puede dar lugar a frustración, dificultades en el lenguaje y sensación de soledad, así como de aislamiento, en los más pequeños. 

Mediante la colocación de un implante coclear, muchos niños logran estimular los nervios vinculados a la audición, accediendo a un mundo sonoro previamente negado para ellos.

En esta oportunidad, mediante sus testimonios y los de sus familiares, veremos como escuchan tras haber accedido al implante coclear.

Olivia y el apoyo de sus padres

La vida de Olivia, una niña chilena, es un ejemplo de la importancia en el acompañamiento de los niños con hipoacusia.

Pese a que al nacer su examen auditivo fue correcto, sus padres notaron que con el paso de los meses la niña no respondía a su nombre cuando la llamaban. Tras realizar un nuevo exámen auditivo a los 11 meses, se le diagnosticó hipoacusia severa.

Desde ese momento sus padres, Claudia y Patricio, iniciaron la búsqueda de información, recursos y soluciones auditivas para la pequeña.

Ellos entendieron la importancia de actuar rápidamente y como la detección temprana de la hipoacusia puede afectar en la vida de un niño, especialmente cuando el acceso a la información puede ser limitado.

Los padres de Olivia se acercaron al mundo de la pérdida auditiva a través de lecturas, encuentros con médicos y fonoaudiólogos, que los acompañaron durante el proceso, haciendo que no se sintieran solos en el diagnóstico de la pequeña.

La decisión de implantarla bilateralmente no fue tomada a la ligera; fue el resultado de una profunda reflexión, investigación y, sobre todo, la esperanza de ofrecerle a su hija la oportunidad de vivir en un mundo de sonidos.

La operación, realizada primero en el oído derecho cuando Olivia tenía un año y cuatro meses, y luego en el izquierdo, cinco meses después, fue un momento de ansiedad y esperanza para Claudia y Patricio. 

La activación de los implantes cocleares significó para Olivia escuchar el mundo que la rodeaba y, para sus padres, fue la confirmación de que habían tomado la decisión correcta

Gracias a los implantes cocleares, la capacidad de volver a escuchar de Olivia, refleja la búsqueda de una vida sin barreras comunicativas, que le permite continuar su educación en un colegio bilingüe, el mismo al que asiste su hermana Trinidad.

Máximo, flamante baterista

La vida de la familia González tomó un giro inesperado con el nacimiento de Máximo, su cuarto hijo. 

Desde sus primeros meses, Karina, su madre, intuyó que algo no estaba bien. A diferencia de sus hermanos, Máximo solo encontraba consuelo en el contacto físico, pero no en las palabras amorosas cuando le hablaba.

A los 8 meses, las pruebas médicas confirmaron que Máximo padecía de hipoacusia neurosensorial profunda. La noticia llenó a la familia de incertidumbres, pero no por eso se quedaron paralizados. 

Pese a la falta de información al principio, desde la obra social les indicaron que, al ser un caso severo de hipoacusia, Máximo era candidato a un implante coclear.

El primer implante de Máximo fue al año y ocho meses. La activación fue en primera instancia decepcionante para sus papás, ya que la expectativa les hizo pensar que su hijo iba a escuchar al instante.

Sin embargo, tras seis meses y muchas sesiones de rehabilitación, Máximo pudo escuchar la voz de sus padres, quienes sintieron que había valido la espera para poder comunicarse con su pequeño.

Tres años después aproximadamente, y aconsejados por profesionales de la audición, los padres decidieron realizar el segundo implante coclear en el niño, para que pudiese escuchar de forma bilateral. En esta oportunidad, ya contaban con información y experiencia en el proceso, por lo que transitar la cirugía y la recuperación fue totalmente diferente.

Actualmente, Máximo disfruta de la música, tocando la batería. Su amor por la música y su habilidad con el instrumento son una fuente de alegría y orgullo para su familia.

Los casos de Olivia y Máximo demuestran que la recuperación auditiva es posible para los más pequeños, mejorando su forma de interactuar y percibir al mundo.

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