- El uso inadecuado de medicamentos, enfermedades hereditarias y exposición a ruidos pueden deteriorar el oído. El adulto mayor no debe conformarse con padecer esta pérdida auditiva.
Más del 5% de la población mundial padece de pérdida auditiva discapacitante, es decir más de 465 millones de personas, y según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una tercera parte de esta población corresponde a adultos con más de 65 años de edad.
Esto quiere decir, que cerca de 155 millones de personas en edad adulta, están perdiendo su salud auditiva. Y aunque se trata de una condición natural que viene con el paso de los años, los índices de adultos mayores con presbiacusia, que es -como se denomina la pérdida auditiva en estas edades-, vienen creciendo de manera vertiginosa generando alarma entre expertos y autoridades alrededor del mundo.
La razón: el adulto mayor pierde gran parte de su capacidad de autonomía cuando deja de escuchar, lo que le genera aislamiento, depresión y un evidente deterioro en la calidad de vida. Así lo reconoce el audiólogo de MED-EL, Jonathan Bareño, quien explica que “las personas con presbiacusia sufren al tener que dejar su cotidianidad por una condición que en la mayoría de los casos tiene solución”.
Para Bareño, lo ideal es la detección temprana. “Pacientes que no atienden cuando se les llama, o que empiezan a utilizar aparatos como el televisor o el celular a un volumen más alto, deben someterse a exámenes de audiometría o logoaudiometría, que sirven para evaluar el desempeño comunicativo de una persona en umbrales bajos de estimulación auditiva”, anota el especialista. El fonoaudiólogo explica que cada vez son más los pacientes entre 55 y 60 años que presentan alguna pérdida de la escucha y que los factores más comunes para que esto esté sucediendo a temprana edad son, el uso indebido de medicamentos, algunas enfermedades hereditarias, la hipertensión y la exposición a sonidos muy altos, entre otros. Pero existen soluciones para paliar esta pérdida auditiva y conseguir que los mayores tengan una mayor calidad de vida.
Tratamientos y rehabilitación
El principal tratamiento para la hipoacusia, o presbiacusia cuando se trata del adulto mayor, es la prevención: el cuidado del oído a temprana edad es determinante en la aparición de estas afecciones después de los 50 años. De ahí que evitar la exposición a sonidos fuertes por tiempo prolongado, no autoformularse medicamentos e ir al médico para chequeos periódicos, hacen la diferencia a futuro.
No obstante estas recomendaciones, la presbiacusia es para muchos pacientes una condición con la que tienen que vivir el resto de sus vidas. Afortunadamente, existen avances científicos y tecnológicos que ayudan a recuperar, si bien no toda la capacidad de escucha, sí un alto porcentaje de ella.
Están por ejemplo los audífonos externos que ayudan a los pacientes a mejorar su nivel de escucha y que son determinantes en la recuperación. Estas ayudas deben ser siempre suministradas por un especialista, dado que deben contar con el seguimiento médico apropiado, así como con terapias que le ayuden a las personas usarlos de manera correcta.
Cuando el nivel de pérdida auditiva es mayor, se encuentran además los implantes cocleares, los cuales se implantan directamente en el oído interno, específicamente en la cóclea a través de una cirugía menor, pero que son ostensiblemente más efectivos en la rehabilitación de los pacientes que sufren de hipoacusia auditiva severa. Al respecto, Bareño explica que, “cuando ya ningún dispositivo externo sirve para la rehabilitación, el implante coclear es una alternativa muy eficaz, pues puede devolver entre un 70 y un 80% la capacidad auditiva de la persona, permitiéndole recuperar su autonomía a la hora de interactuar con otros”.
Fuente: El Nuevo Siglo