Elena nos cuenta su experiencia con su implante auditivo

de España

Elena Gómez Sancho nació en Cuéllar, un pueblo de Segovia (España) aunque actualmente reside en Galapagar, Madrid. Elena nunca fue consciente de tener una pérdida auditiva, ya que nació con ella. Entonces pensaba que todos oían de la misma manera pues se defendía perfectamente con la lectura labial. “Me enteré en el instituto, en clase de inglés”, explica, “los médicos del pueblo achacaban que no hacía caso o que era despistada”. “En los exámenes escritos de inglés sacaba un 10, mientras que en los que había que escuchar un audio, un 0. El profesor de inglés pensó que era imposible tanta diferencia, mi familia me llevó al hospital y entonces fue cuando me diagnosticaron.”

Su familia se volcó con ella, aunque al principio fue un poco desconcertante. “Pero realmente nunca me han tratado diferente por no oír, al contrario, siempre me han instado a llevar una vida normal.” Incluso su hermana, a la que tiene que agradecer muchísimo, la animaba en la adolescencia a no cerrarse y salir con las amigas.

Consejos que Elena daría a personas con pérdida auditiva:

“Implantarse. Oír es vivir. Es salir de un mundo de grises y entrar de lleno en uno de color. Los sonidos son maravillosos. De hecho, estás en un estado permanente de felicidad.”

Historia de vida de Elena

Estudiar con una pérdida auditiva

Su etapa de estudiante en el Instituto no fue complicada pues las clases eran pequeñas, 25 alumnos. “Exceptuando las clases de idiomas (inglés y francés), en las cuales no daba ni una”, sin embargo, Elena tenía muy buena memoria y comprensión lectora y “luego con estudiar, siempre obtenía sobresaliente”, recuerda.

Elena, licenciada en Ciencias Químicas en la especialidad de Química Analítica, cuenta que “el problema vino en la universidad, ya que las clases pasaron a ser de 100 personas, con lo cual era completamente imposible leer los labios a un profesor.” En aquel entonces, “opté a un transmisor (hace 20 años casi), que compartía con otra chica que estudiaba enfermería”, recuerda. Aún así, a Elena le resultaba complicado seguir las clases y tuvo que “sobrevivir a base de concentración 100% en el profesor y fotocopiar luego todos los apuntes”. Le resultaba imposible entender y tomar apuntes a la vez.

También se encontró con varios retos en la universidad pues la pérdida auditiva no era un tema tan conocido y ‘normalizado’ como ahora. “Aún recuerdo gente diciéndome que llevaba el transmisor para pelotear al profesor de turno; incluso compañeros diciéndome que me lo quitara porque les daba vergüenza ir conmigo y con un transmisor colgando del oído.”

Foto propiedad de Elena Gómez

Escribir como forma de escape

“Cuando llegué a Madrid, no conocía a nadie. Tampoco oía y se me hacía un poco difícil relacionarme, llegar a una ciudad nueva a una edad en la que todo el mundo tiene ya sus amigos y sus grupos. Por eso empecé a escribir sobre todo un poco. Abrí un blog (más por la idea de relacionarme, aunque fuera escribiendo) y tuve mucha aceptación. Con lo cual decidí dar el salto a la novela.”

Elena ha escrito varios libros a lo largo de su vida (Amándome, Diario de María Magdalena…) y la última novela “Grita” que se publicará este año, una novela histórica con base de ficción. “Tengo pendiente un libro sobre mi experiencia como no oyente. Es algo que todo el mundo que me conoce me pide. Quizá en un futuro no lejano.”

Mi decisión por un Implante Coclear

Siempre ha intentado estar al día de los nuevos avances con respecto a la pérdida auditiva y conocía los implantes cocleares “pero me daba mucho miedo y respeto”, reconoce.

Decidió implantarse en el momento en que su pérdida auditiva no le permitía tener una calidad de vida. “Cada vez me encerraba más en mí misma y me costaba más salir (siempre he sido muy sociable) con los amigos y compañeros debido a que era imposible seguirles con la lectura labial y no me enteraba de nada. Y me negaba a perder esas relaciones de vida, me encanta conocer gente”.

Además, en el trabajo, encontraba muchas dificultades: “A la imposibilidad de comunicarme por teléfono, hablar en distinto idioma a nivel conversación, se unía ahora la dificultad manteniendo reuniones con más de 5 personas” y Elena quería promocionar y subir de nivel. Y tomó la decisión.

El reto de trabajar con pérdida auditiva

Elena gestiona proyectos informáticos para una entidad bancaria y desde hace 5 años proyectos internacionales. “Mi labor es dirigir los proyectos, gestionar equipos, dirigir reuniones en las cuales se distribuya el trabajo. Definir dicho trabajo y el negocio con la entidad, con Swift en Bruselas; aceptar los requisitos necesarios para poder traducirlos en trabajo.”

Su día a día es un cúmulo de reuniones, tanto a nivel técnico como a nivel de negocio con gente que no está en el mismo lugar de trabajo. Antes del implante coclear, “sobrevivía utilizando hangouts y mensajería instantánea (whatsapp)”, recuerda, “evitaba las conversaciones telefónicas y si era necesario el teléfono, pedía un favor a un compañero para que hablaran ellos, me repitieran las preguntas y me fueran diciendo qué necesitaban”.

Ver artículo: Tener éxito en el trabajo con pérdida de audición

Qué cambios he tenido con mi Implante Coclear

Aunque le sigue dando respeto “Ya no tengo pánico a contestar al teléfono o a coger el teléfono y hablar con alguien” y sigue sin problemas tanto videoconferencias como multi-reuniones o webex. “Independientemente de cuántas personas participen en la reunión o de cuántas personas estén conectadas y hablen a través de la red.”

¡Y está empezando a entender las conversaciones en inglés! “Voy más despacio de lo que me gustaría, pero ya empiezo a entenderlas.” Además, ha descubierto que le encanta el inglés y, después de viajar a París y Florencia, le encanta cómo suenan también estos otros idiomas. “Es muy complicado, lo sé, pero estoy en ello y lo conseguiré al final”.

Desde que recibió hace un año su implante coclear, no ha querido perderse ningún concierto ni festival. “Me encanta la música. he disfrutado de conciertos de Guns’ n Roses, Scorpions, Judas Priest, Vetusta Morla (en la variedad está el gusto)… Y en breve voy a la ópera, quiero escuchar todo tipo de música que pueda.”

Foto propiedad de Elena Gómez

Elena es también una gran deportista

La pérdida auditiva que padece tampoco le ha frenado a la hora de disfrutar de su gran pasión, el deporte, y en concreto del snowboard. Sin embargo, nos cuenta las dificultades a las que se ha tenido que enfrentar.

“Soy monitora de snowboard y, en el caso de la montaña, cuando hay niebla, todo el mundo se guía por el oído (no se ve nada). En mi caso es horrible, ya que no tengo ningún sonido de referencia para poder orientarme en niebla.” Además, a la hora de dar clases “Esto implica pedir a los alumnos que me miren a la cara de uno en uno para leerles los labios cuando quieran saber algo. A la hora de realizar demostraciones y corregir ejercicios, no puedo hacerlo según los realizan, sino que tengo que esperar a estar parada para hablarlos. Esto implica muchas más paradas y pérdida de tiempo.”

El snowboard “más que un deporte, es una pasión, una forma de vida. La montaña y tú, una tabla y deslizarte por la nieve. Es increíble la sensación de libertad. Y muy bonito. Es duro cuando no oyes por el equilibrio y porque tienes la sensación de poco control pero cuando lo trabajas es un deporte impresionante.”

Foto propiedad de Elena Gómez

La principal dificultad que Elena comenta por su pérdida auditiva es el equilibrio. “No tienes el mismo que una persona oyente. La diferencia con el implante coclear es brutal. Recuperas la mayoría de equilibrio, es increíble.”

Otra de las dificultades que encuentra es al realizar deporte en equipo. “Es muy complicado oírlos y más si hablan más de uno a la vez requiriendo tu atención.”

Otro deporte que también le entusiasma es el Wakeboard / Wakesurf que es un esquí acuático, pero en tabla. La anécdota es que todo el mundo suele ‘salir’ (ponerse en pie encima de la tabla) el primer día que lo prueban. “Yo tardé ¡5 días! En ponerme de pie. Debido a la falta de equilibrio y a no poder oír los sonidos para ubicarme. Pero ¡lo conseguí! Y ahora es un deporte que me entusiasma, navegar por las olas con una tabla.”

Elena concluye “no debes deprimirte ni hundirte, sacar el lado positivo” pues los sonidos son maravillosos pero, “de hecho, sinceramente pienso que tenemos ventaja sobre el resto. Oímos perfectamente con el implante pero… y ¿cuando te lo quitas y disfrutas totalmente del silencio, en mitad de una montaña, solamente tu tabla y tú?”