Jean lleva el implante a los escenarios
de Colombia
- Implantado unilateral
- Implante coclear
- Pérdida auditiva por meningitis
- Comediante
Jean Mayor perdió la audición a los 9 años, a raíz de una meningitis tras un accidente que casi le cuesta la vida. Pasó de ser un niño sociable y con muchos amigos a ser un niño solitario, marcado por su implante y su cicatriz.
Con un implante coclear en el lado derecho y un audífono en el lado izquierdo, Jean ha transformado su historia de superación en material para sus actuaciones como comediante. Jean es comediante y actor y le encanta subirse a un escenario a hacer reír a la gente.
Para un artista como Jean el sentido de la audición es fundamental y el implante coclear ha supuesto una gran ayuda tanto a nivel personal como profesional. Sin duda, recomienda implantarse a toda persona que pierda la audición y trata de concienciar sobre la hipoacusia en sus actuaciones y a través de su perfil de Instagram @peronomegrite.
Consejo de Jean a otras personas con pérdida auditiva:
“La audición es fundamental para la comunicación y el implante te permite recuperar ese sentido.”
Historia de vida de Jean
¿Perdiste la audición a raíz del accidente o a raíz de la meningitis? ¿En ambos oídos o solo en el derecho?
Mi pérdida auditiva fue a raíz de la meningitis. Tuve un accidente de bicicleta, me estrellé contra un poste en una curva por no poder frenar. Eso me provocó un trauma craneoencefálico, se me salía el líquido cefalorraquídeo por la nariz… Al mes se me agotó ese líquido. Los médicos pensaron que mejoraría con reposo… pero caí en coma y me dieron por muerto. Pasé una semana o semana y media en coma. Al despertar, el primer día escuchaba normal. Al segundo día dejé de escuchar y fue cuando me enteré de que había tenido meningitis, y que había perdido la audición en ambos oídos. Ese momento fue horrible. Pasé más o menos cuatro meses sordo hasta que me implantaron.
¿Qué recuerdas de tu infancia pre y post accidente? ¿Sufriste mucho por tu falta de audición durante tu juventud?
Mi infancia antes de ser sordo, antes del accidente fue muy bonita porque tenía muchos amigos, jugaba mucho con los niños de mi barrio… después del accidente todo cambió. En el colegio, cuando yo volví con el implante y la cicatriz en la cabeza por la fisura del trauma, me miraban raro. Sufrí discriminación, me molestaban, me aislé mucho… recuerdo una etapa muy dura a partir de los 10 años, que fue cuando perdí la audición. Pero supuso para mí un auténtico proceso de superación personal hasta los 15/16 años… que aprendí a aceptarme a mí mismo.
Tras el implante me costó salir de casa. Los tres primeros años andaba por la calle sin el procesador, me daba miedo que me lo robaran, me daba miedo que me pasara algo… En aquella época me volví miedoso… Una bicicleta de reparto en Bogotá llegó a arrollarme y un coche casi me atropelló. Y es que no escuchaba nada porque me quitaba el procesador, me lo guardaba en bolsillo y andaba sordo por toda la ciudad!!
¿Crees que esa experiencia te marcó para siempre? ¿Qué aprendiste a raíz del accidente?
Cuando tuve el accidente era niño y no pensé que mi vida fuera a cambiar de forma tan radical. Fue un cambio muy grande. Desde luego aprendí lecciones importantes… gracias al rechazo he podido apreciar cuales son las personas que valen la pena y cuales no. Tengo 25 años, tengo pocos amigos, pero los que tengo me conocen desde antes de perder la audición y siempre han estado ahí para acompañarme.
Hablas de tu pérdida auditiva con humor. ¿El humor ha sido una terapia para superar la pérdida auditiva y que se genere mayor conciencia sobre el tema?
Antes de ser comediante… hablaba más en serio sobre el tema… Sólo con los amigos o gente de confianza podía expresarme con tranquilidad. Con los amigos tengo confianza para que hagan chistes sobre mi sordera, pero con extraños sentía que querían burlarse de mí, pero no conmigo.
Cuando conocí la comedia todo cambió, el humor se volvió una forma de superación personal en la cual podía hacer catarsis de mi vida sin que me juzgaran, sin que me miraran mal, hablar de todo lo que pasaba por mi cabeza y obtener una risa de respuesta. Le saqué chistes a esa cicatriz. Hablo abiertamente de lo que me pasa. No solo de la pérdida auditiva sino de mi vida, de mis miedos, de situaciones incómodas… de todo eso se puede hablar con la comedia. Amo hacer comedia. Llevo pocos meses pero me encanta, es algo que quiero hacer toda mi vida, además de actuar, soy actor. Es bueno verle el lado bueno a las cosas malas. Ayuda mucho.
¿Qué papel desempeñaron tu familia y amigos a la hora de enfrentarte a tu pérdida auditiva?
A mis padres les afectó mucho. Yo soy de la ciudad de Ibagué (a unos 200 km de Bogotá) y tras el accidente estuve ingresado en el hospital infantil de la Misericordia en Bogotá. En Bogotá sólo estaba mi papá conmigo, porque mi mamá seguía en Ibagué con el negocio y con mi hermano. Mi papá siempre estuvo ahí tanto cuando me hicieron la cirugía de la cabeza como cuando me operaron del oído unos meses después.
En aquella época no tenía amigos tan cercanos. Cuando volví a Ibagué con el implante, no salía de casa… pero los amigos de mi barrio me animaron a salir. Al principio salía sin mis aparatos, luego me animé a salir con el procesador… fui cogiendo confianza y fue más relajado poder escuchar. Hoy en día todavía cuando no escucho me deprimo, es muy feo.
¿Crees que la sociedad tiene en cuenta a las personas hipoacúsicas al ser una incapacidad invisible? ¿Sientes que hay cambios en los últimos años con respecto a la pérdida auditiva?
Creo que la sociedad no tiene en cuenta a las personas hipoacúsicas porque falta más inclusión, más tolerancia, más empatía. Tener una incapacidad no me hace inferior a los demás, es simplemente un problema de comunicación. Es como hablar idiomas diferentes. En general siento que falta más inclusión hacia la comunidad sorda. Creo que todos deberíamos hablar lengua de signos para ser más incluyentes.
Llevo apenas quince años en el mundo de la pérdida auditiva…. pero no he percibido cambios. Queda mucho por hacer.
¿Qué te ha aportado el implante y qué fue determinante para que te implantaras? Estás implantado unilateral, ¿cierto?
Perdí el oído en diciembre de 2005 y me implantaron en abril de 2006. Cuando perdí los oídos tenía 9 años. Yo lo único que quería era escuchar. Antes del accidente ya escuchaba y lo que más quería era recuperar mi audición, y eso pasaba por implantarme. Para mí el oído, la audición como artista es fundamental. No sé qué haría sin mi oído. El implante coclear ha supuesto una gran ayuda para mí. Me ha ayudado a salir adelante a nivel persona y como profesional… ahora estoy aprendiendo la lengua de señas porque me gustaría comunicarme con quienes son sordos. Para hacer más inclusiva mi comedia, para que también les llegue a ellos.
He conocido a la comunidad sorda y a personas que deciden no implantarse porque dicen que se sienten bien así. Es respetable. Pero yo quería escuchar. El implante ha sido mi gran ayuda para salir adelante, en el colegio, en la vida en general… Incluso con implante el colegio me costó muchísimo… perdía muchas materias porque no escuchaba, … Pero no hay nada imposible y quiero seguir compartiendo mi experiencia.
¿Tienes alguna anécdota con la cirugía o el post operatorio? ¿Sentiste miedo?
Salí corriendo… tenía pavor a las cirugías con 10 años. Mi padre tuvo que ponerse el traje de cirujano para entrar en la sala y que me pudieran poner la anestesia. Al ser cirugía ambulatoria, me desperté enseguida y salí super borracho. Me sentía muy raro, pero me recuperé muy rápido.
¿Sientes que estás limitado con el implante o sientes que tiene las mismas oportunidades que un normo oyente?
Creo que incluso soy mejor que los oyentes!!! Porque si quiero dormir, me quito los aparatos y no escucho nada. Si no quiero escuchar quejas o protestas, me puedo desconectar. Los que están limitados son ellos porque no pueden apagar sus oídos!
En serio… Cuando tengo mis aparatos me siento igual que los demás. Si hay algo que no escucho, educadamente pido que me repitan. Todo se aclara hablando. Al final terminas relacionándote con personas con empatía. Me llevo muy bien con mi implante, me ha ido muy bien en las terapias. Conseguí adaptarme a mi aparato muy rápido.
Aunque es cierto que hay personas que no escuchan tan bien como yo y que necesitan mucha rehabilitación. Yo me siento super mal cuando no oigo, me siento frustrado. Cuando se me daña el aparato, me toca pelearme con quien sea para conseguir que vuelva a funcionar.
¿Cómo empezó tu proceso profesional en el entretenimiento? ¿Siempre quisiste ser comediante?
Desde pequeño me gustaba la actuación. Estaba estudiando artes escénicas, cuando en el tercer semestre conocí a un compañero que era cuentero, que hacía stand up comedy… Yo ese día me sentía muy frustrado porque no escuchaba bien. Mi procesador estaba estropeado y el audífono se me había tapado y no pasaba sonido, me tocaba limpiarlo. Y él se me acercó a hablar y me animó a sacar comedia: “Usted es un sordo, hay mucha parte cómica ahí, historia de superación personal…”, me dijo. Yo me sentía deprimido para buscarle el chiste, pero él me despertó ese chip.
Este compañero se subía a los autobuses para practicar sus chistes. Cuando coincidía con él lo escuchaba y se me ocurrían también mis chistes. Y me animó a subirme con él al bus… y fui aprendiendo cómo funciona la comedia. El stand up comedy habla de mis vivencias, de mis experiencias… La gente se ríe de las desgracias. Es una superación personal aprender a reírse de uno mismo. Yo me marginé mucho tiempo, fui muy solitario… pero cuando comencé a aceptarme, la gente comenzó a aceptarme como soy. Es lo más bonito que me ha pasado.
La gente de la comedia me tiene mucho aprecio y voy a seguir grabando. Tengo mucho material y quisiera pronto volver a hacer reír, si el Coronavirus lo permite…
Por último, ¿qué consejo le darías a alguien que se enfrenta a un diagnóstico de pérdida auditiva?
Cuando uno se entera de que ha perdido la audición es una noticia muy dura, porque perder un sentido es horrible. Cualquier sentido. Pero la audición es fundamental para la comunicación.
Si la persona ya escuchaba antes, le aconsejaría que se implantara sin duda. Si la hipoacusia es de nacimiento, la decisión es de los padres, pero creo que no hay nada como escuchar, poder escuchar música, poder charlar, poder…. La audición es muy bonita… Yo les aconsejaría que implantaran a su hijo. A mí me ha servido muchísimo para la vida. El implante es maravilloso. No importa el rechazo por tener un aparato en la cabeza, lo que sea… hay que aceptarlo. Es duro quedar sordo, pero para adelante. Hay una parte positiva en todo.