Lilian Flores Beltrán

Terapeuta en audición y lenguaje. Especialista en rehabilitación Auditiva-Verbal. Habla de la Intervención Temprana centrada en la familia (de México) y Directora de Rehabilitación de la Zona Norte MED-EL Latinoamérica.

Perfil profesional

  • Lic. en audición y lenguaje, especialidad en Cognición y lenguaje
  • Maestría en Tecnología educativa y Doctorado en Filosofía (Ph.D) con major en Pedagogía. 
  • 1° mexicana en obtener la certificación en Terapia Auditiva-Verbal (2003) por la Auditory Verbal International (AVI), que posteriormente cedió a la Alexander Graham Bell Academy for Listening and Spoken Language. 
  • Inició y coordinó por 13 años el curso de verano en español para padres en el John Tracy Center.
  • Fue coordinadora de rehabilitación en el Servicio de Audiología y Foniatría del Hospital General de México, S.S. y directora de rehabilitación para LATAM en empresas fabricantes de implantes cocleares. 
  • Fue miembro del directorio de Auditory Verbal International (AVI) y de la Alexander Graham Bell Association for the Deaf and Hard of Hearing. 
  • Premio a la Profesional del año 2005 por la AG Bell Association y en 2006 el premio Dra. María Elena Anzures en el Hospital General de México, S.S. 
  • Autora de 7 capítulos y de 4 libros sobre rehabilitación auditiva. 
  • Es asesora de rehabilitación para Soundex en México.

¿De qué se trata la intervención centrada en la familia y por qué es importante en el proceso de adaptación a una tecnología auditiva?

Cuando el manejo diagnóstico y rehabilitatorio en la intervención del niño o niña con pérdida auditiva se centra en la familia, implica que ésta última sea la parte más importante del equipo interdisciplinario. 

Los padres o cuidadores primarios tienen, además, el derecho de ser parte en la toma de decisiones y manifestar sus expectativas con respecto a lo que quieren y esperan de cada uno de los profesionales que participan en todo el proceso de intervención. 

Una vez que los padres entienden el diagnóstico y el impacto de la pérdida auditiva de sus hijos o hijas, es de suma importancia que los profesionales los empoderemos para que sepan y puedan dar sus opiniones, así como también, que manifiesten sus inquietudes y decisiones en la selección de la mejor tecnología para su hijo/a. 

Ellos aprenderán a realizar las revisiones pertinentes de la misma diariamente y, así, determinar un acceso auditivo adecuado. Se asegurarán de que el menor la utiliza un mínimo de 10 a 12 horas diariamente, dependiendo de la edad. Un bebé que utiliza sus prótesis únicamente 3 horas al día, tardará tres años en adquirir la experiencia auditiva que le tomaría un año en las condiciones ideales. Asimismo, un pre-escolar que solo utiliza su tecnología en el horario del colegio, se llevará 9 años en adquirir la experiencia de toda esta etapa. 

¿Y qué sucede con la neuroplasticidad y el tiempo que ha pasado sin acceso?  

No hay manera de recuperarlos. Como lo menciona la Dra. Dana Suskind, desde el nacimiento hasta los tres años de edad, cada vez que el bebé escucha lenguaje significativo, su cerebro realiza nada más y nada menos que entre 700 y 1000 neuroconexiones por segundo. Este increíble y complejo circuito impacta la arquitectura cerebral afectando funciones cerebrales entre las que se encuentran: memoria, emociones, comportamiento, habilidades motoras y desde luego, el lenguaje. 

Por otro lado, esperamos que los padres aprendan y conozcan las conductas y el funcionamiento auditivo de su hijo/a, con y sin tecnología, por lo que sus observaciones son muy importantes para las modificaciones en planes y programas de trabajo, así como en los cambios y ajustes que realizará el/la audiólogo/a en la tecnología auditiva.

Es a través de los padres y de la familia que los menores adquieren habilidades en donde desarrollan lenguaje hablado de manera óptima, gracias al trabajo conjunto, y al uso adecuado y constante de su tecnología auditiva. Estos logros se deben en gran parte a su diaria y constante intervención.

¿Por qué es fundamental la terapia centrada en la intervención familiar en niños con soluciones auditivas?

La premisa que tenemos que considerar como piedra angular, es que todos adquirimos y desarrollamos el lenguaje básico en nuestro medio ambiente familiar. Los padres y familiares aprenderán a crear un ambiente auditivo, así como el uso de técnicas y estrategias que facilitarán el desarrollo de la percepción auditiva y el lenguaje hablado de sus hijos/as. 

Esto lo realizarán como todos los padres, aprovechando las rutinas diarias, de manera natural o lúdica para estimular y enriquecer lo que el niño oye y escucha. Repetir, modelar, expandir, responder y estimular el lenguaje al niño/a en situaciones significativas.

Los padres asimilan que la pérdida auditiva es una barrera de la puerta de entrada (oído) de los estímulos auditivos que queremos que el menor oiga y escuche con su cerebro. Como lo aprendimos de la Dra. Carol Flexer, la pérdida auditiva es una situación en donde está involucrado el cerebro. Ésta limita o no permite que los estímulos acústicos lleguen al cerebro para que se dé el desarrollo cerebral auditivo. 

Cuando hay ausencia de sonido y lenguaje, entonces el cerebro se reorganiza para recibir información de otros sentidos, especialmente de la vista. Este proceso es conocido como reorganización intermodal, que reduce la capacidad auditiva neural. Esto se puede evitar cuando existe la adecuada intervención temprana y la participación activa de padres y familiares, ya que estimularán un cerebro que se encuentra en su etapa inicial de organización. 

El lenguaje de los padres es una herramienta muy poderosa. Hoy sabemos de acuerdo a estudios realizados por los Dres. Betty Hart y Todd Risley, que para que un niño desarrolle y adquiera un buen nivel de lenguaje comprensivo y expresivo, deberá de escuchar 21,000 palabras diariamente en contextos significativos. 

Asimismo, para que tengan buenas bases para el desarrollo de la literacidad, deberán de haber escuchado 45 millones de palabras para cuando cumplen tres años de edad. Nacemos con un cerebro que está diseñado para oír y escuchar las 24 horas del día. ¿Cómo se logra eso? Cuando los padres han aprendido realmente qué y cómo hacerlo. Cuando el profesional ha sabido guiarlos, apoyarlos y les ha enseñado cómo transferir los objetivos de la sesión de terapia a la vida diaria y de acuerdo al nivel y necesidades muy particulares de su hijo(a).

Cuando hablamos de rehabilitación auditiva, pensamos en el trabajo colaborativo entre el terapeuta y la familia, pero el/la audiólogo/a juega un rol importante en este proceso. ¿Por qué involucrarlo/a en este proceso?

Como bien mencionan ustedes, todo el proceso de la pérdida auditiva desde el punto de vista de rehabilitación-educación, implica un trabajo genuino y verdaderamente interdisciplinario. 

La relación de la parte rehabilitatoria y audiológica es fundamental. Estos dos profesionales, como dice el Dr. Jace Wolfe, deben de formar la “pareja perfecta”. Cuando trabajan en armonía y dentro de un verdadero modelo interdisciplinario, desarrollan bases y caminos que facilitan que el menor con pérdida auditiva alcance los mejores resultados posibles. 

Si ambas partes están de acuerdo en alcanzar los mismos objetivos, se podrá optimizar y conseguir el mejor potencial auditivo del menor. El terapeuta podrá apoyar a desarrollar habilidades en el niño que faciliten la realización de estudios auditivos. El/la audiólogo/a, además de realizar todas las pruebas auditivas necesarias, realizará la adaptación, cambios y calibración de la tecnología auditiva. 

Asimismo, se espera que realice pruebas de percepción auditiva en cabina, para compararlas con las que el/la terapeuta hace a viva voz y con las respuestas funcionales en la vida diaria. Ambos pueden aprender uno del otro. 

Las familias y el menor pasan más tiempo con el/la rehabilitador/a, por lo que el profesional en audiología podrá conocer y saber más de la familia, por ejemplo: 

  • Obtener información sobre el funcionamiento auditivo y desarrollo del menor. 
  • Dificultades en el uso de la tecnología.
  • Dudas y preocupaciones que los familiares han manifestado. 
  • O bien, lo que los padres esperan de esa sesión. 

Todo esto, a través del/la terapeuta. Cuando comparten información unos con otros, todos entenderán el funcionamiento y desarrollo auditivo del menor, y si se están desarrollando de manera adecuada y en el tiempo esperado las habilidades auditivas y lingüísticas con base en el trabajo que se ha venido realizando. 

Un aspecto muy importante que no puedo dejar de mencionar: cuando la familia ve, sabe y siente que hay un verdadero y real trabajo en equipo en beneficio del menor, aumentan su autoestima, su confianza y su tranquilidad de manera exponencial.

¿Qué tan constante debe ser la familia en las terapias de rehabilitación y los ejercicios en casa para el desarrollo auditivo de los pequeños?

Cuando se realiza Terapia Auditiva-Verbal, nuestros clientes principales no son los menores con pérdida auditiva, sino los padres, los cuidadores y la familia. Ellos son los que aprenden en la sesión y a través de su hijo/a, cómo desarrollar las habilidades auditivas y de lenguaje en la vida diaria. 

Comenzamos realizando las actividades con ellos para que el menor se dé cuenta de lo que se espera de él/ella, pero al mismo tiempo, la familia aprende habilidades que facilitarán el desarrollo del menor. En todas las sesiones se utilizan una serie de técnicas de apoyo o coaching, que les permite adquirir esas habilidades y participar de manera espontánea y adecuada en el tiempo en el que todos estamos juntos. 

Con base en lo anterior, requerimos que acudan una vez por semana, para que sean ellos los que apliquen y transfieran los objetivos bajo la guía del profesional, pero de manera natural, como lo hacen todos los padres que estimulan, conversan, juegan e incluyen a sus hijos/as en las actividades diarias.

Es común escuchar a los terapeutas o rehabilitadoras hablar sobre escuchar y oír. ¿Cuál es la diferencia entre esos dos términos y por qué las familias deberían tener presente sus significados?

Oír es el acceso acústico de la información sonora que llega al cerebro. 

Escuchar es el acto de poner atención consciente a la información auditiva que además se evidencia en la activación de la corteza prefrontal. Es intencional y se requiere para atender y entender los eventos acústicos. Es la parte que terapeutas y familia ejercitamos para que el menor atienda, identifique, comprenda y desarrolle lenguaje en los más altos niveles posibles. 

Pero primero, tiene que estar disponible el fenómeno de oír con la mejor y más adecuada tecnología auditiva, para que escuchar pueda ser enseñado y aprendido.