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¿Quién diagnostica la pérdida de audición, también conocida como hipoacusia?

La pérdida de audición es diagnosticada por un profesional en otorrinolaringología o en audiología. Luego de realizar una exhaustiva historia clínica del paciente, la examinación física de los oídos y un conjunto variado de estudios de audición.

Pérdida de audición: ¿qué estudios son necesarios para obtener un diagnóstico?

Al momento de diagnosticar un caso de hipoacusia, el profesional se apoya en una serie de pruebas subjetivas y objetivas. Estas aportan datos concretos acerca de la existencia de una alteración auditiva, incluyendo el tipo y grado de la misma. En ese sentido, además, delimita las opciones de tratamiento más adecuadas.

Cuando se trata de pacientes pediátricos, es el profesional especializado en hipoacusia infantil quien se encarga de gestionar toda una serie de pruebas más específicas. 

Entre los primeros estudios a realizar, se procede a un exámen de audición para evaluar la respuesta de los oídos externo, medio e interno del paciente ante determinados estímulos sonoros. 

Luego, se procede a realizar una audiometría tonal. Esta es una de las principales pruebas que permite detectar la pérdida de audición. Consiste en determinar los umbrales auditivos y representarlos en un audiograma, el cual indica gráficamente el grado de pérdida auditiva presente en ambos oídos. 

¿Cuál es la importancia de la audiometría tonal?

Gracias a la audiometría tonal, el especialista puede cuantificar el nivel de agudeza auditiva del paciente y localizar la lesión. 

Más específicamente, le permite identificar a qué intensidad comienza a oír, en diferentes frecuencias de sonidos (graves, agudos o medios), tanto por vía ósea (presentando el sonido a través de la mastoides con un vibrador) como por vía aérea (presentando el sonido a través del conducto auditivo externo con un auricular).

Otras pruebas auditivas

Para diagnosticar la pérdida de audición también, se realizan otra clase de pruebas llamadas pruebas de audición con diapasón

Las más comunes de este tipo son la prueba de Rinne y la prueba de Weber, ya que permiten diferenciar casos de hipoacusia neurosensorial de casos de hipoacusia conductiva.

De modo complementario a la audiometría tonal, también es posible realizar una logoaudiometría. En este caso se presenta ante el paciente una serie de palabras bisilábicas, en lugar de tonos puros, con el objetivo de evaluar la calidad de la audición residual.

Diagnóstico de hipoacusia infantil

La detección temprana de la pérdida de audición suele realizarse, entre otras, a partir de una prueba auditiva específica llamada prueba de Potenciales Evocados Auditivos de Tronco Cerebral (PEATC).

Esta última consiste en una evaluación médica del sistema auditivo mediante electrodos desechables, con los que es posible registrar la actividad cerebral y evaluar la sensibilidad existente ante los estímulos sonoros.

Otra de las pruebas disponibles para identificar la pérdida auditiva del recién nacido es el tamizaje auditivo neonatal. Es ideal realizarlo en las primeras semanas y, como máximo, hasta los seis meses de edad.

¿Tienes dudas?

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Sigue leyendo: Tipos de hipoacusia: características.