Silvia Medina

de Argentina

Actualmente, Silvia Medina se dedica a cuidar a su hijo Lucas de 11 meses y a su familia. Antes, estudiaba, también trabajó pero la pérdida auditiva supuso un cambio importante en su vida. Hoy, un implante de oído medio le ha devuelto la alegría de vivir y su personalidad. También su vocación profesional ya que quiere volver a estudiar de nuevo algo relacionado con la comunicación o la psicología, para convencer a otras personas con pérdida auditiva de que sí se puede, que no haya nada imposible. 

Durante todo este viaje, su marido y su familia han sido su principal apoyo y desde hace unos meses, le acompaña también su hijo. Silvia es hoy una mujer agradecida y feliz que ve y escucha la vida de otra manera.

A quienes padezcan pérdida auditiva, Silvia les anima:

“Se puede. Cuando me enteré de mi problema, el doctor me dijo que había cosas mucho peores y que esto se podía superar. Esto te cambia la vida, mucho, pero estoy feliz por poder hablar, por poder escuchar a las personas, por aprender sonidos nuevos cada día y me planteo mi futuro animando a otras personas con mi problema auditivo a implantarse y acompañándolos en el camino hacia la escucha.”

Su nueva vida tras la implantación

¿Cómo perdiste la audición? 

Por lo que el médico me dijo, fue una pérdida de audición fue sobrevenida. Por un tema hormonal, cuando me desarrollé. Al pasar el tiempo eso se fue agravando y me di cuenta cuando tenía 16/17 años. Siempre tenía que pedir que me repitieran las cosas… el diagnóstico es hipoacusia bilateral progresiva.

¿Cómo era tu vida sin poder escuchar?

Dolorosa. Muy discriminada. Yo estaba estudiando relaciones públicas y ceremonial protocolar en un instituto y fue donde más discriminación sentí por parte de mis compañeros. Me costaba muchísimo entender. Así que lo dejé. No quise seguir estudiando.

La pérdida auditiva te cambia la vida totalmente, empezando porque te inhibes muchísimo. No eres la misma persona. Me llamaban “sorda” y siempre me hacía a un lado, hasta que me hundí en un vaso de agua… me costó muchísimo salir, casi no tenía amigos.

¿Cuándo fuiste consciente y cómo decidiste implantarte?

Un día llegué a casa del colegio del secundario y le dije a mi madre que me costaba muchísimo entender al profesor. Y ella me dijo que lo había notado pero que pensaba que por mi edad, por la adolescencia, que yo me hacía la que no escuchaba. Al día siguiente decidimos ir al otorrino. Me hicieron una audiometría… y ¡tenía una audición de una persona de 90 años! A partir de ese momento, empezamos a recorrer un largo camino…

Yo no me pude implantar hasta 4 años más tarde, en 2009, porque todavía no había un dispositivo para mi problema. Mientras tanto, usaba un audífono que me ayudaba, pero que como más adelante pude comprobar… no me hacía sentir tan cómoda.

En 2009 llegó un dispositivo de conducción ósea a Argentina que el doctor quiso probar conmigo y lo probamos. Me operaron una primera vez en julio, pero hubo un inconveniente con mi huesecillo, y de nuevo el 7 de agosto. Cuando probamos el dispositivo… noté diferencia en muchas cosas. Mi madre me preguntó cómo me llamaba y me largué a llorar. Lloramos todos. Los que saben lo que me costó, porque me costó mucho, en lo personal, en lo vital… Habría que cambiar muchas cosas en esta sociedad, más que nada la discriminación hacia el otro.

Eres usuaria de un implante de oído medio VIBRANT SOUNDBRIDGE, ¿cómo fue la recuperación?

Tras la operación tuve las molestias típicas como no poder agacharme y esas cosas, pero el doctor hizo un trabajo de 10. Cuando me activaron, tuve que ir varias veces a calibrarlo con la fonoaudióloga hasta encontrar un punto de calibración para mi oído. Pero fue bastante rápido.

Lo primero que escuché fue el pajarito. Fue increíble volver a escuchar esos sonidos, esas cosas tan pequeñas… Había perdido los sonidos de la naturaleza: el sonido de los pájaros, del grillo, del viento… lo valoraba un montón. Aunque al principio me aturdía mucho. Pasé de escuchar el televisor con el volumen a 50 a escucharlo a 10. ¡Es increíble lo que se escucha! Tan claro, ¡tan bien! Increíble. Aprendí a decir nuevas palabras… Por ejemplo, yo no sabía decir helicóptero. Hoy lo digo.

¿Tuviste miedo antes de la operación?

La verdad es que sí, sentí miedo. Más que del dolor físico, tuve miedo de que no llegara a funcionar, de que no fuera algo para mí… ese fue uno de mis grandes miedos…

Pero a día de hoy estoy feliz porque no solo he ido recuperando mi audición, sino también mi personalidad. Soy una persona agradecida y feliz. Me ha costado recuperar mi personalidad… pero lo sigo trabajando hasta el día de hoy.

Háblanos de tu experiencia con la maternidad

He sido madre tras el implante, antes no. Me costó muchos años de tratamiento por mi problema hormonal y cuando ya había desechado la idea, ¡me quedé embarazada! Cuando me enteré, mi principal miedo fue que mi hijo tuviera lo mismo que yo… Tuve un embarazo complicado, con muchos vómitos, con mucho reposo… pero todo salió bien. No tuve que hacer ninguna prueba específica antes del nacimiento.

Fui madre el 3 de abril de 2019, mi hijo tiene 11 meses. Es lo mejor que me ha pasado en la vida, lo más deseado, lo más lindo… Cuando nació le hicieron la prueba de audición, salió perfecto. Por sus antecedentes, le repitieron la audiometría con 6 meses y todo perfecto. Al año le harán otra y después a los 12 años. Según me explicaron, sería más probable que se le diera mi problema a una hija que a un hijo varón por ser un tema hormonal.

¿Cómo fue poder escuchar a tu bebé recién nacido?

El doctor me dijo desde el principio que tenía que ser una cesárea porque no podría pujar por mi problema auditivo. Así que estaba mentalizada.

Al quirófano entré sin dispositivo… lo sacaron, lo escuché llorar, fue el momento más bello de mi vida. Pero cuando me lo llevaron a la habitación y mi marido llegó con el bebé… Yo ya tenía el dispositivo y entonces pude escuchar el llanto con toda su fuerza. ¡Fue lo más lindo de escuchar! Y lo mejor que me ha pasado en la vida.

¿Por qué es importante para ti poder escuchar bien a tu hijo?

Creo que es muy importante. Mi hijo Lucas todavía es un bebé. El dispositivo me permite escuchar el mínimo ruido. Por eso para mí es super importante tener el dispositivo, poder escucharlo en todo momento, escuchar hasta su respiración. En el tema de la educación también. Al ser mamá primeriza, me permite hablarle muchísimo y él también, no para de hablar. Es mi compañero, mi todo. Cuando sea más grande iré descubriendo las nuevas fases y por supuesto, le contaré que su mamá tuvo un problema y que tuvo una solución.

¿Qué les dirías a otras mujeres con pérdida auditiva que se están planteando la maternidad?

Yo tardé mucho tiempo en quedarme embarazada por mi problema hormonal. Cuando decidí olvidarme, me relajé y entonces ¡llegó Lucas! El primer en darse cuenta fue mi perro… Entonces compré un test de embarazo y me dio positivo. No lo podíamos creer. Decidimos seguir adelante ya que la audición no es un problema como para no plantearse una maternidad.

¿A qué te dedicas profesionalmente? Qué aficiones tienes?

Actualmente soy ama de casa, me dedico a mi hijo, a mi casa. Antes de todo eso, estudiaba, también había trabajado… Ahora mi gran afición es mi hijo y animar a gente que ha perdido la audición; decirles que sí se puede, que no hay nada imposible. Me gustaría volver a estudiar de nuevo algo relacionado con la comunicación y la psicología. Aunque tengas pérdida de audición se puede estudiar, se puede ser alguien. Que nadie te diga que no.

¿Te volverías a implantar?

Sí, me volvería a implantar. Tengo el oído izquierdo operado y escucho muy bien pero si me dijeran que me tengo que volver a operar del otro oído, me operaría. Hay algunas personas a las que no se les entiende porque hablan muy cerrado, pero por lo demás, con el dispositivo que tengo escucho perfecto. Es increíble.

¿Cuáles han sido tus principales apoyos durante este camino hacia la audición?

Me siento afortunada porque siempre he contado con el apoyo de mi pareja, con quien salgo desde los 16 años en el 2003. Es el amor de vivida, me acompaña día a día, siempre ha estado a mi lado, me ha apoyado en los peores momentos y nunca me ha hecho sentir de menos.

Por supuesto, mi familia también me ha ayudado siempre aunque al principio les costó bastante entender que había un problema, repetir las cosas… La que siempre estuvo a mi lado fue mi madre, que me enseñó mucho a sobrellevar mi situación.

Y qué decir de Natalia, mi fonoaudióloga, que para mí es una amiga, que me ha ayudado muchísimo y con quien he aprendido a escuchar de nuevo. Hoy estoy agradecida a la vida, a la gente que me apoya y desde que estoy implantada soy feliz y todos los días aprendo sonidos distintos.