Yeny y su camino hacia el implante coclear

de España

A Yeny le gusta compartir su experiencia porque:

“Aunque cada caso es diferente, Yeny recomienda a todas las personas candidatas a recibir un implante coclear, que confíen en su médico y que valoren la importancia de un buen logopeda. Para ella el consejo de sus médicos y de personas ya implantadas fue fundamental, así como el proceso posterior de la rehabilitación que ayuda a volver a aprender a escuchar.”

Historia de vida de Yeny

Eugenia María o Yeny, como prefiere que la llamen sus amigos y familiares, fue perdiendo poco a poco la audición. Recuerda como una vez en una consulta médica, con el ánimo por los suelos, y después de varios vaivenes, un médico le dijo que a pesar de tener que llevar audífono, debía aprender a leer los labios. En ese momento tenía entre 16 y 19 años, “no lo recuerdo, ya que había tenido varias intervenciones quirúrgicas, bueno, pues le hice caso y aprendí a leer, solita, y no utilizaba el audífono, pero ¡me defendía genial!”

Su pérdida auditiva se acentúo más a raíz de su segunda meningitis con 58 o 59 años. “Salí airosa, pero con menos capacidad auditiva”. Llevaba un audífono solo en el oído izquierdo que, a pesar de su potencia, se quedaba corto y el oído derecho estaba totalmente nulo. Sin embargo, no había utilizado audífono hasta los treinta, aunque sabía que sí lo necesitaba, ya que leyendo los labios pudo defenderse todo ese tiempo.

Yeny cuenta que veía todos los informativos, ya que los locutores o presentadores vocalizaban bastante bien e intentaba coger al dictado. Pero esa experiencia “me sirvió para mis posteriores exámenes, ya que miraba y escribía a la vez”. Sacó sus estudios y oposiciones gracias a esa técnica. “Adquirí velocidad en mecanografía, pues si miraba los labios no podía mirar al teclado, al mismo tiempo, así que mis manos escribían y mis ojos oíanluego mi velocidad era, como decían mis compañeros, fuera de lo normal. ¡No necesitaba mirar, y mis dedos volaban! Bueno, quizá esa velocidad también venía, porque había estudiado anteriormente piano. No sé, todo se juntó.”

Cuando supo de su pérdida auditiva se armó de valor e intentó no ser menos que nadie “¡lo podía hacer!, o al menos intentarlo. Y eso fue lo que hice y, hago siempre, ¡intentarlo!, el ‘no’ ya lo llevo, pero también puede ser que “sí’”. Durante todo este camino, encontró gente que le ayudó y otras que intentaron anularla de alguna manera, pero siguió adelante.

Yeny cuenta que conoció el implante por sus otorrinos, (Juan y Rafael Gómez-Ullate), “a los que debo muchísimo”. “Alguna vez había visto a alguien con algún implante (de los de antes), pero ni se me pasaba por la cabeza. Pero cuando llego mi hora, me metí en internet, hablé con gente. No las tenía todas conmigo pero recuerdo una persona que me animó. Me dijo que la meningitis la había tenido sin implante, y que no tenía nada que perder, y estaba en lo cierto, así, que ¡adelante!”

“No elegí un implante ¡me eligió él!”

El día de la activación fue emocionante, recuerda Yeny. “Estábamos mi marido, el doctor y la ingeniera de MED-EL, Elena, e hicimos todas las pruebas, pero yo oía algo más. Creíamos que algo no funcionaba, pero era ¡el zumbido del aire acondicionado! ¡Increíble! ¡Oía hasta eso! Los días posteriores fueron un constante descubrimiento de ruidos nuevos, el mar, ¡hasta los grillos!…”

En cuanto a la música, “siempre ha sido algo importante para mí, estudié piano, pero no terminé, por otras causas ajenas al oído. Para mí la música es sentimiento: una cosa es tener oído para la música o sentirla y otra no tener oído musical (no se necesita ser sordo)”. Para Yeny el implante ha sido fundamental “porque me siento capaz de tocar un instrumento y arrancarle algo de lógica musical, cosa que sin él quizá no hubiese logrado, y me asombro cuando veo que recuerdo cosas, a nivel básico”. Y además Yeny está muy emocionada porque intenta tocar el acordeón, piano y ahora ha comenzado con ¡las castañuelas!

A raíz de recibir su implante coclear, Yeny suele aconsejar a otras personas sobre el IC, “aunque también les digo que no todos somos iguales, ni todas las patologías son las mismas.” Hace mucho hincapié en que la logopedia es fundamental, pero también el ánimo y la voluntad “¡hay que trabajar todos los días! Y mucho”.

“Cuando te ponen el implante no sales oyendo, hasta que no te activan y cuando eso ocurre, quizás sí sales oyendo, pero no entendiendo. Eso es un aprendizaje, como intentar andar de nuevo y empiezas de cero.” Muchas personas le han comentado que se oye de manera distinta, pero les dice: “Ignoro eso, porque, al no oír antes del implante ¿qué es metalizado?, soy yo la que tengo que crear mi nuevo mundo de sonidos, el viento ¿metalizado? No, es lo que oigo ahora, y suena genial ¿por?, sencillo, antes del implante no lo oía.”

Yeny siempre les aconseja que confíen en su médico y que valoren la importancia de un buen logopeda. “Sé de alguno que se operó y no sabía que existía la rehabilitación posterior porque nadie se lo había dicho”, también le comentan algunas personas implantadas que hacen poco tiempo de rehabilitación o simplemente lo dejan. “Es un error, ayuda y mucho. Y quizás sea ahí donde muchos se decepcionan.” Para Yeny es muy importante informar de la importancia de la rehabilitación “después de la operación no oyes, y después de la activación tampoco, con la rehabilitación o logopedia ‘aprendes a oír’ y después con tu aportación voluntaria, escuchando todo lo que sea y trabajando día a día irás mejorando y descubriendo cosas nuevas o que tenías olvidadas.”