Las otitis externas ocurren con más frecuencia durante la época estival, sobre todo en niños de 0 a 7 años, ya que las visitas a las piscinas son más habituales. Casi el 60% de la pérdida auditiva en los niños se debe a esta causa, según la Organización Mundial de la Salud.
Ha llegado el verano en algunos países de Latinoamérica y en España, y con él una serie de circunstancias que producen que las enfermedades y molestias en los oídos aumenten. Estas se suelen originar a través de bacterias u hongos que se encuentran en el agua y que entran en contacto con el conducto auditivo al sumergir la cabeza durante un largo periodo de tiempo.
Por este motivo, los expertos señalan que el 84% de las otitis externas, también conocidas como “otitis del nadador”, se originan en verano, puesto que la combinación de agua y calor favorece su aparición. La otitis ocurre con más frecuencia en niños de 0 a 7 años, ya que las visitas a las piscinas son más habituales.
No obstante, puede producirse en cualquier otra estación del año siempre que haya contacto constante con el agua. En esta situación, el conducto auditivo se inflama y se produce un fuerte dolor, que aumenta si se toca la zona auricular, especialmente en la parte frontal y también durante el masticado.
¿Cuáles son los signos de alarma y factores de riesgo?
Es importante aprender a detectar los signos de alarma, tales como la picazón o la sensación de tener la oreja taponada, puesto que, en el peor de los casos, puede incluso llegar a producir pérdida auditiva, ya que tal y como señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi el 60% de las pérdidas auditivas en niños se debe a esta causa.
Existe una serie de factores de riesgo que favorecen la aparición de otitis externa durante la temporada estival, tales como la humedad ambiental, temperatura elevada, sudoración excesiva, contaminación de las aguas o ausencia de cerumen en el conducto auditivo por limpieza excesiva del mismo.
¿Cómo prevenir la otitis externa?
En palabras de Julio Rodrigo Dacosta, director general de MED-EL España y Portugal: “Antes de tratarla, es mejor prevenirla. Para ello es importante tener en cuenta que en el mar la presencia de algas, arena y cuerpos extraños favorece la formación de cerumen y la creación de tapones que aumentan el crecimiento bacteriano. En el caso de las piscinas, la concentración excesiva de cloro y un PH inadecuado favorecen la inflamación del conducto auditivo. No obstante, en cualquiera de los casos, si los baños son prolongados y hay un exceso de humedad que no se resuelve, también puede provocar otitis”.
Por tanto, para las personas propensas a padecer otitis es importante secar muy bien los oídos con una toalla limpia o con un secador de pelo, además de utilizar gorro de baño y tapones especiales en la playa o la piscina. También se debe evitar el baño en piscinas sin depurar o en sitios con aguas estancadas, puesto que son lugares donde proliferan las bacterias.
¿Cómo tratar la otitis del nadador?
En primer lugar, acuda a su médico. Le recomendará el tratamiento a seguir según sea su caso. Para tratar las otitis externas es fundamental llevar a cabo una correcta higiene de los oídos. Para ello, se debe tener un control sobre las causas que predisponen a la aparición de otitis y mantener siempre limpio el conducto auditivo.
Si fuese necesario, se puede recurrir a analgésicos y gotas óticas, compuestas de antibiótico, corticoides y pH ácido. Además, en los casos más graves puede ayudar la administración sistémica de antibióticos.
¿Es posible oír con una infección de oído?
Cuando la otitis tiene un nivel avanzado y causa pérdida auditiva en el paciente, es necesario evaluar la posibilidad de utilizar un dispositivo auditivo. En este sentido, la tecnología de ADHEAR ofrece una solución a la pérdida auditiva conductiva sin necesidad de someterse a una cirugía, sin necesidad de aplicar presión sobre la piel y con un manejo excepcionalmente sencillo. Gracias a este sistema único de fijación ADHEAR, permanece situado en una posición óptima permitiendo un acceso constante al mundo del sonido.
“El procesador de audio capta las ondas del sonido, las convierte en vibraciones y las transmite al hueso a través de un avanzado adaptador adhesivo situado detrás de la oreja. A partir de ahí, el hueso transfiere las vibraciones, a través del cráneo, al oído interno, donde son procesadas como un sonido normal. La audición por conducción ósea puede ser la opción más adecuada para las personas con pérdida auditiva provocada por problemas en el tímpano, el canal auditivo o el oído medio”, concluye Julio Rodrigo Dacosta.