Según la Organización Mundial de la Salud, cerca de 50% de los jóvenes entre 12 y 35 años, es decir, 1.100 millones de personas, corren el riesgo de sufrir pérdida auditiva como consecuencia de los altos niveles de sonido a los que se ven expuestos y por si fuera poco, se prevé que en 2050 alrededor de 900 millones, es decir uno de cada diez habitantes en el planeta, podrá resultar afectado. Ante esta situación, la detección temprana es clave para poder aplicar un tratamiento adecuado en cada caso.
“Los niños menores de tres años y los adultos mayores son los que más están expuestos a sufrir una enfermedad o una pérdida auditiva, pero en ambas poblaciones es posible detectarla, tratarla e incluso rehabilitarla”, explica Jonathan Bareño, fonoaudiólogo de la compañía de implantes cocleares MED-EL.
“Cada vez son más los pacientes entre 55 y 60 años que presentan alguna pérdida de la escucha y entre los factores más comunes para que suceda a esa edad son el uso indebido de medicamentos, algunas enfermedades hereditarias, la hipertensión y la exposición a sonidos muy altos”, agrega el especialista.
También señala que en la población infantil la sordera puede surgir de una condición congénita, que se puede detectar con un examen o por una infección que afecte el sistema auditivo.
Es importante tener en cuenta las señales que indican si alguien puede padecer una pérdida auditiva o hipoacusia.
1. Ningún sonido los alerta. Especialmente en los más pequeños si no hay reacción a sonidos fuertes como la caída de un plato, cierre de una puerta o el ladrido de un perro. La reacción normal sería sobresaltarse. Si esto no sucede de forma reiterada, conviene hacerse exámenes de audiometría o logoaudiometría.
2. Subir demasiado el volumen al televisor. Cuando todo está en calma y la persona sube de manera indiscriminada el volumen del aparato, es necesario acudir al especialista para verificar si es necesario recurrir a un dispositivo como un audífono o implante coclear. Sucede especialmente entre los adultos mayores. También se detecta cuando un niño se pone directamente en el oído cualquier dispositivo a un volumen alto para poder escuchar.
3. Dolor. En los más pequeños el llanto e incomodidad constante. Si se acompaña de supuración, sangrado y baja audición, hay que recurrir al especialista.
4. Si la persona pide constantemente que le repitan y no identifica de manera simple una instrucción sencilla.
5. Estar expuesto a ambientes altamente ruidosos. Si a lo anterior se suma que la persona se enfrenta constantemente a entornos altamente ruidosos, será más susceptible de padecer pérdida auditiva.Algunos datos de interés
Los avances científicos y tecnológicos ayudan a recuperar, si bien no toda la capacidad de escucha, un alto porcentaje de ella. Uno de ellos son los audífonos externos, pero deben ser suministrados por un especialista, dado que deben contar con el seguimiento médico. El especialista también planea las terapias que le ayuden a las personas a usarlos de manera correcta.
Cuando el nivel de pérdida auditiva es mayor, hay soluciones médicas como los implantes cocleares, los cuales se ubican a través de una cirugía ambulatoria. No obstante, son más efectivos en la rehabilitación de los pacientes que sufren de hipoacusia auditiva severa. Es una alternativa eficaz porque puede devolver entre un 70 y un 80 por ciento de la capacidad auditiva de una persona, devolviéndole la autonomía a la hora de interactuar.
Fuente: El Tiempo