Ludmi nació sin el nervio auditivo derecho. Creció con esta deficiencia y fue naturalmente hiper-desarrollando su oído izquierdo, razón por la cual nos costó tanto darnos cuenta de su hipoacusia unilateral. Ludmi escuchaba con su único oído cosas que difícilmente el resto de las personas escuchaba, ya que desarrolló la audición compensando la falencia de su otro oído.
A medida que pasaban los años, notábamos que sutilmente giraba su cabeza cuando le hablábamos, que al estar recostada sobre su oído izquierdo tenía que levantar su cabeza para comprender mejor, en el colegio se tenía que sentar adelante ya que el bullicio de su aula no le permitía oír bien a los profesores, entre otros ejemplos diarios. Por esta razón fue que durante 2 años la llevamos al otorrino a que la revise, y optaba por sacarle tapón de cera, que quién no tiene? pensábamos que esa era la razón, pero Ludmi continuaba con los mismos comportamientos.
Procedimos a realizarle repetidas audiometrías, donde en la primera, la doctora suponía que al ser una niña pequeña, no comprendía la consigna de levantar la mano cuando escuchaba, o adjudicaba el mal resultado del estudio por mocos que tenía en ese momento, como la mayoría de los chicos.. así que rehicimos el estudio y volvió a repetirse el mismo resultado… su oído derecho no tenía respuesta a sonidos.
Comenzamos un año lleno de estudios para poder entender la complejidad de la problemática, hasta que después de muchos estudios supimos que no tenía nervio auditivo y por ésta razón la solución era un implante de conducción ósea. Nos encontramos con MEDEL y todas nuestras dudas fueron encontrando su respuesta, nos dieron la tranquilidad y seguridad que necesitábamos.