Hablamos de pérdida auditiva mixta cuando una persona presenta, de forma simultánea, alteraciones en el oído interno y en el oído medio o externo. Es decir, de forma combinada tienen lugar una hipoacusia neurosensorial y una hipoacusia conductiva.
¿Qué es la hipoacusia neurosensorial?
En casos de pérdida auditiva neurosensorial son las células ciliadas de la cóclea las que se encuentran afectadas. Pueden estar dañadas o ausentes, afectado así a la capacidad auditiva. Las células ciliadas, en efecto, cumplen un rol elemental: producen las señales nerviosas eléctricas que permiten al cerebro identificar e interpretar los sonidos.
La hipoacusia neurosensorial puede presentarse en uno o en ambos oídos, es decir, ser de tipo unilateral o bien bilateral. Puede estar presente desde el nacimiento, ser adquirida de forma repentina o desarrollarse a lo largo del tiempo.
Los factores causantes pueden ser de diferente tipo: congénitos o hereditarios, edad, lesiones, sobreexposición a ruidos muy altos, uso de medicamentos ototóxicos.
¿Qué es la hipoacusia conductiva?
La pérdida auditiva conductiva consiste en una alteración mecánica a nivel del oído medio o del oído externo. En este tipo de hipoacusia, es la capacidad del oído externo y medio de conducir el sonido al oído interno la que se encuentra afectada.
Los factores causantes también pueden ser diferentes: exceso de cerumen, fluidos en el oído medio, infecciones, afectación del tímpano (perforación o rotura) y/o malformaciones en el oído externo o medio.
También conocida como hipoacusia de transmisión, en estos casos la pérdida de audición máxima es de 60 dB (decibeles).
¿Cuáles son las opciones de tratamiento para la pérdida auditiva mixta?
La pérdida auditiva mixta puede presentarse en diferentes grados: leve, moderada o profunda. En función de esto último, es el especialista en salud auditiva el que define el tratamiento idóneo para cada persona.
En general, cuando la pérdida auditiva presente es severa a profunda, las opciones de tratamiento para la hipoacusia mixta son dos: los implantes de oído medio y los implantes de conducción ósea.
Asimismo, en algunos pacientes también es posible combinar el tratamiento quirúrgico con el uso de ciertos tipos de audífonos.
En todos los casos, resulta fundamental la supervisión médica profesional y la realización de las pruebas auditivas necesarias para identificar un diagnóstico preciso. De esta forma, cada paciente podrá acceder a una solución a medida de sus necesidades y desenvolverse con normalidad en su vida diaria.
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